Perfectamente Imperfectas: El Poder de Soltar el Complejo de Wonder Woman
- Analie Vargas
- 23 nov
- 3 Min. de lectura

En el evento Women Game Changers Conversations de revista Mercado, Patricia Peña soltó una frase que me atravesó como un rayo láser directo al ego:“Perfectamente imperfectas.”
Y yo pensé: “Ay, pero qué bueno escucharlo en voz alta, porque a veces una anda por ahí creyéndose mitad CEO, mitad superhéroe, y al final termina siendo mitad agotada, mitad frustración.”
La verdad es que muchas mujeres vivimos con un síndrome silencioso: el Complejo de Wonder Woman. Ese que te hace creer que puedes con todo y que si no puedes con todo, eres un fracaso. Spoiler: eso es mentira.
El Falso Disfraz de Superheroína
¿Quién nos convenció de que teníamos que ser impecables, brillantes y poderosas 24/7… sin despeinarnos y con rímel a prueba de lágrimas existenciales? No sé. Pero sé que muchas hemos cargado con ese disfraz invisible, más pesado que la maleta de una mamá dominicana viajando a Nueva York.
Porque ser “Wonder Woman” en la vida real implica:
Decir “tranquilos, yo lo resuelvo” aunque estés a dos suspiros de llorar.
Creer que descansar es perder el tiempo.
Pensar que pedir ayuda es señal de debilidad.
Estar disponible para todo el mundo, menos para ti.
Y encima… sonreír, maquillada, en tacones y con unas ondas magníficas en el cabello.
Todo eso mientras intentas que la casa esté limpia y organizada, el trabajo impecable, el cuerpo decente, el corazón estable y la vida Instagramiable. Un completo chiste.
La Perfección: La Mentira Mejor Vestida
La perfección es una mentirosa profesional. Te habla bonito, te convence, te seduce…y después te deja tirada como si nada. La perfección tiene muy buena reputación, pero es una de las cárceles más elegantes que existen.
Platón advertía que “lo perfecto es enemigo de lo bueno.”
Brené Brown lo confirma siglos después: “La perfección es un escudo de 20 toneladas que cargamos creyendo que nos protegerá, cuando en realidad es lo que nos impide avanzar.”
Carl Jung decía que “la perfección pertenece a los dioses; a los humanos, la tarea es ser completos.”
Elizabeth Gilbert lo define con humor: “Perfeccionismo es solo miedo vestido con un abrigo muy bonito.”
Y qué razón tienen. La perfección es un ideal que nunca se alcanza. Se alimenta de nuestras inseguridades, se viste de falso éxito y nos roba la alegría de simplemente ser. Pero nosotras insistimos… porque nos enseñaron que ser perfecta es la forma de merecer amor, respeto, admiración, aplausos, likes, promociones, paz, validación…y hasta un merecido descanso.
La Imperfección: La Libertad Que No Nos Atrevemos a Tomar
Aquí es donde entra la frase de Patricia Peña como una brisa de navidad en Punta Cana:“Perfectamente imperfectas.”
Porque admitir que somos imperfectas no es rendirnos. Es quitarnos la faja emocional. Es bajarnos de la tarima del “yo puedo con todo”. La imperfección nos permite:
Reírnos de nosotras mismas.
Soltar lo que pesa.
Perdonarnos más rápido.
Ser vulnerables sin sentir vergüenza.
Pedir ayuda sin excusas.
Y vivir más ligeras… y más libres.
¿No suena delicioso?
Te propongo algo atrevido
Por un día —solo uno— deja la capa, la diadema, el brazalete y el látigo. Dale vacaciones a la Wonder Woman interna. Hoy no salves el mundo. Hoy no cargues con tres vidas ajenas. Hoy no pretendas ser impecable. Hoy sé tú. Con tus risas, tus dudas, tus mini dramas, tus locuras, tus grandes ganas y tus gloriosas imperfecciones.
A veces, la versión más poderosa de ti es la que respira, la que afloja, la que descansa, la que pide, la que suelta, la que no se las sabe todas. La que se permite ser humana.
Pregúntate esto:
¿Qué parte de ti tiene miedo de dejar la capa?
¿A quién intentas impresionar cuando te exiges tanto?
¿Qué es lo peor que puede pasar si lo intentas y fallas?
¿Qué libertad te estás negando por intentar “verte perfecta”?
¿Qué ayuda sabes que necesitas y aún no te atreves a pedir?
¿Qué versión tuya está lista para salir si dejas de actuar como Wonder Woman?
Porque ser perfecta es tan aburrido como imposible. En cambio, ser perfectamente imperfecta… eso sí es un superpoder.



Comentarios