Vivir con pasión
Recuerdo siempre a mi madre decir "No puedes andar en la vida como un pedazo de carne con ojos" "Pon amor en todo lo que haces" "Entrégate en cada cosa". Con esas frases y su ejemplo Doña Alicia (sin darse cuenta) me inculcó el valor de la pasión y me entregó un valioso regalo. Vivir con pasión ha llenado mis días de colores, se ha convertido en mi mejor arma contra la adversidad y en una especie de sello personal.

Recientemente, preparando un material para un taller sobre ejecución, me encontré con el libro El Octavo Hábito. En sus primeras páginas, Stephen Covey escribe sobre la importancia de encontrar nuestra "VOZ". Ese espacio de relevancia personal única que se manifiesta cuando nos enfrentamos a nuestros mayores desafíos y que nos hace estar a la altura.
Eso me hizo pensar en lo necesario que resulta para el liderazgo efectivo contar con el vigor y la inspiración profunda que la pasión infunde para así poder lograr resultados extraordinarios a través de otros. Me atrevo a afirmar que si los líderes encuentran su VOZ y ayudan a otros a encontrar la suya esa pasión contagiada contribuye notablemente a lograr las metas y genera un impacto positivo sostenido en las personas y en las organizaciones.
Es verdad que por si sola la pasión no basta, como todo es necesario combinarla para encausarla correctamente. También puede ser que los apasionados sufran más las decepciones y los golpes les duelan más adentro. Además, a veces ese vigor de unos despierta rechazo, crítica y violencia en aquellos que ven la vida desde una perspectiva menos intensa. Por supuesto, los apasionados pagan un precio por ser como son.
Sin embargo, tal vez los pros son más que los contras. Sentir, disfrutar intensamente cada reto y ver el futuro con esperanza puede ser una energía especial que fortalece y prepara para romper límites y alcanzar el máximo potencial. Qué opinas?